Durante años, los creativos tuvimos que aprender a explicar lo inexplicable. Hacer que alguien entienda una idea que todavía no existe, defender un concepto que no tiene forma o pedirle a un cliente que confíe en una imagen mental que solo vive en nuestra cabeza.
Hoy, gracias a herramientas como Midjourney, esa parte se volvió un poco más fácil. Y no porque haya reemplazado la creatividad, nada de eso, sino porque la potenció. Porque ahora lo que antes era una descripción en un mail de 5 líneas puede ser una imagen que emociona, que inspira y conecta.
No es magia, es otra forma de pensar.
En B+B usamos Midjourney como una especie de lupa creativa. No buscamos tener “el diseño final”, sino explorar posibilidades, visualizar climas o probar paletas. A veces lo usamos al inicio de un proyecto, como disparador. Otras, para ponerle forma a una idea que ya tenemos clara. Pero siempre, como una extensión de nuestra forma de ver.
¿Estamos armando una campaña y necesitamos imaginar cómo se vería una ciudad futurista sin electricidad? Lo generamos.
¿Queremos presentar una landing que transmita naturaleza, pero con un twist digital? También.
¿Hace falta ilustrar un producto que todavía no existe? Ahí está.
Tres usos que ya se volvieron parte del día a día
Moodboards vivos
Lo que antes eran referencias estáticas en Pinterest, ahora son piezas únicas creadas ad hoc para cada proyecto. Nos permiten testear sensaciones, estilos y estéticas antes de avanzar con diseño.
Presentaciones que convencen
En vez de contarle al cliente cómo podría verse una idea, se la mostramos. Eso no solo acelera decisiones, también genera entusiasmo.
Creatividad sin límites físicos
A veces las ideas son demasiado grandes para Google Imágenes. Midjourney permite representar cosas que simplemente no existen (todavía).
¿Entonces todo es IA ahora? No.
Aclaremos esto de una buena vez: Midjourney no piensa por nosotros. No hace el trabajo solo. Lo que hace es abrir la puerta. A partir de ahí, el criterio sigue siendo humano: saber qué pedir, qué ajustar, qué sirve y qué descartar. No se trata de escribir “una imagen linda” y listo. Se trata de encontrar una visión. Y traducirla.
Nos gusta pensar que la tecnología no vino a reemplazarnos, sino a liberarnos de ciertas barreras. Nos dio una herramienta nueva para comunicar, para emocionar, para anticipar. Y como toda herramienta, lo importante no es lo que puede hacer, sino lo que hacemos con ella.
Porque, en definitiva, de eso se trata nuestro trabajo: de imaginar cosas que todavía no existen. Y cada vez que la tecnología nos ayuda a mostrar esa visión, estamos un paso más cerca de convertirla en realidad.